CARLOS MANZANO
 

Recortes de prensa

 

 

HERALDO DE ARAGON

Suplemento Artes & Letras

jueves, 1 de noviembre de 2007


NOVEDAD  CARLOS MANZANO

Vivir para nada. Carlos Manzano. Mira Ed.

 


Carlos Manzano (Zaragoza, 1965) es un escritor cuidadoso que se maneja a la perfección en el cuento y en la novela. Publica "Vivir para nada" (Mira Editores, 2007; 278 páginas), el relato de dos vidas asimétricas o disparejas: las de Miguel Castán y Alberto Castañeda. Miguel decide redactar la biografía de un compañero de infancia y juventud que fue todo lo contrario que él: independiente, osado, aventurero. Un hombre tejido de sueños capaz de ponerse el mundo por montera. Miguel sigue sus pasos, narra su desarraigo familiar, cuenta su traslado a Londres, muy joven, y luego a Irlanda y Gales y China, cuando Castañeda lleva un montón de anhelos y críticas bajo el brazo. El relato es la construcción de una existencia, de un aprendizaje sentimental, y es la aproximación a una autobiografía con inesperados secretos. A&L

 

 

 


VIVIR PARA NADA
(Vivir para nada)
Carlos Manzano 


De las dos novelas que he tenido oportunidad de leer firmadas por Carlos Manzano -"Fósforos en manos de unos niños" y "Vivir para nada"-, la segunda de ellas me ha convencido mucho más que la primera. Me parece un texto mucho más sólido e interesante.

Con esta novela me ocurre algo muy curioso: el personaje de Castán -narrador de la biografía de Castañeda- me motiva infinitamente más que su admirado amigo, protagonista central de la narración. A través de la crónica que Castán hace de los acontecimientos más destacados protagonizados por Castañeda no sólo conocemos a éste -¿llegamos a conocerlo realmente?- sino sobre todo al propio Castán.

Pienso que lo que es básicamente esta novela es una reflexión sobre la mirada, la que cada uno de nosotros depositamos en los que nos rodean, en la que gente con la que nos relacionamos o hacia aquellos a los que dirigimos nuestros afectos y que suele tener casi siempre un componente distorsionador o tramposo.

¿Aparece el Castañeda real en la biografía que escribe Castán o es un Castañeda imaginado por él -básicamente ficticio- al que el cariño y la admiración del amigo revisten de atributos que realmente no posee? ¿Ha sido tan mediocre la vida de Castán comparada con la de Castañeda? ¿Es realmente el héroe fabuloso y excepcional que éste cree? Pienso que las respuestas a estas preguntas las tiene Castañeda cuando afirma que su único legado que deja es el dolor que ha provocado en los que le rodean; en las mujeres que lo amaron. Pienso que efectivamente su existencia ha sido un continuo vagar de un lado a otro sin encontrar cuál es su verdadera misión en la vida. Así es como lo veo yo como lector; sin embargo la visión de Castán no parece coincidir con la mía. Por eso pienso que éste es un personaje mucho más interesante, literariamente hablando, muy barojiano. Su defecto quizá sea el estar continuamente comparándose con su amigo: ha orientado su felicidad en función de su amigo, lo cual lo ha convertido en un sujeto bastante infeliz y mediocre, aunque su vida no haya sido tan mala como piensa en realidad.

Sin embargo, a pesar de todas las sugerentes virtudes de este texto -bastante entretenido y que se sigue con mucho interés- hay algo que sigue sin gustarme y es el modo en como las mujeres son tratadas en esta novela -y en la anterior-. A lo largo de la narración aparecen mujeres débiles, sentimentales, manipuladoras, dependientes de los hombres, inconstantes o caprichosas…; en definitiva: simples objetos que Castañeda utiliza hasta que se cansa de ellas. En ese sentido, no me ha convencido demasiado, la verdad. No hay ninguna que valga la pena.

La lectura de "Vivir para nada" sigue evidenciando, al menos para mí, que Manzano tiene un estilo propio de contar las cosas, un mundo personal e intransferible que intenta reflejar siempre, con mayor o menor fortuna, en sus novelas, algo que no se suele ser demasiado habitual en muchos escritores de este país que tienden al lugar común o al recurso fácil; a la publicación de novelas que no incomoden al lector medio y que lo hagan reflexionar demasiado.
 

Joseph B Macgregor

Anika Entre Libros

 

 

 

aragónliterario

Literatura en Aragón


Ese difícil ejercicio que es vivir

Cuando en marzo del año pasado falleció el filósofo francés Jean Baudrillard, apareció en prensa una semblanza sobre su vida y obra con este titular: Moriremos si es que hemos nacido.

Esa reflexión me impresionó tanto que me dio miedo pensar sobre ella, así que, para librarme de la destrucción de su eco, escondí aquella hoja en el fondo de una montaña de papel que hay sobre mi mesa, igual que el culpable entierra su mala conciencia.

Cuando leí el título del libro de Carlos Manzano, “Vivir para nada”, me acordé de aquella frase demoledora de Baudrillard. Y sentí miedo, pero, empujado por un presentimiento, comencé a leer.

Y a punto estuve de abandonar, porque ya, desde la segunda página, empezaron a dolerme los golpes de la novela de Carlos: vivimos vidas insignificantes; vivimos con resignación; vivimos para nada, para morirse solamente.

Tragué saliva y seguí adelante, y me encontré viviendo los años de bachillerato: la edad en la que descubrimos la vida. Tiempo de complejos y palabras torpes, en el que las derrotas son indelebles y los tímidos envidian a los valientes. Tiempo de guapos y feos, ganadores y perdedores, en el que el amor duele como ningún otro sentimiento y el sexo es un misterio que te hace temblar. Tiempo en el que se forjan las leyendas, se admira la originalidad y la trasgresión y a todo lo que se salía de lo convencional.

Y me encontré frente al valiente que decide romper con todo y se marcha a Londres con lo puesto, sin planes y sin dinero, a cumplir su sueño de estudiar en una escuela de cine. Una fabulosa aventura, una auténtica proeza para esa edad. Y comprendí que desde ese día se le admirara, porque él se atrevió a decidir su propio destino mientras que nosotros elegimos quedarnos en tierra. Comprendí que a partir de entonces sería el símbolo de nuestra rebeldía frustrada, nuestro referente vital, el mito de la liberación individual.

Y pensé en esa obsesión humana, inevitable y destructiva, de desear siempre lo que no se tiene, de querer ser lo contrario a lo que se es, y de nuestra irresistible tendencia a idealizar las cosas.

La vida es un ejercicio caótico, es un largo camino, pedregoso y duro. Y Carlos Manzano, en este “Vivir para nada”, nos lo ha enseñado a la perfección, con toda su crudeza, con toda su verdad.

Con situaciones y personajes tan cercanos y reales que provocan nuestra admiración y envidia, nuestro odio y desprecio, nuestra indignación y enfado, hasta el punto de parecer tan auténticos que desearíamos golpearles, participar, meternos dentro de la novela y hacerles reaccionar, cambiar su destino y agonía, esa inútil resignación en la que viven, hacerles ver su fortuna, que dejen de sentirse desdichados, abandonar su obsesión autodestructiva.

Carlos nos muestra que la vida es un camino marcado por el pasado imperfecto. Un duro camino hecho de arrepentimientos, cobardías, dudas y preguntas. Un tiempo largo de obsesiones y amores tristes, ideales hermosos, días que pasan, sueños que se pierden, fidelidades eternas; traiciones que provocan la muerte, golpes de buena suerte, viajes y lugares para guardar en la memoria, responsabilidades, egoísmos, fracasos, ilusiones rotas y pensiones baratas en ciudades que huelen a mar.

Que cuando termine ese verano que creíamos eterno aparecerá la vida con todas sus contradicciones, la cruda realidad, la escasez, el fracaso, el peaje de la libertad.

Al final, Carlos nos enseña que la vida, tarde o temprano, se cobra todas las deudas pendientes, que necesitaremos destruirnos, vivir todo lo que no vivimos a tiempo para comprender y volver a empezar. Saber lo que queremos y lo que no.

Y entonces necesitaremos que todo nuestro dolor tenga una respuesta, nuestra vida una utilidad, que encontremos el sentido, el objetivo, la razón por la que vivir, entregar nuestra vida.

Carlos, en este “Vivir para nada”, nos ha enseñado una respuesta, pero hay otras, hay muchas, lo que debemos hacer es buscar y elegir cada uno la nuestra. Que ese caótico, difícil e imperfecto ejercicio que supone vivir es lucha y empeño, es sufrir y reflexionar, admirar y perdonar, tener ambiciones y deseos, comprender que lo más necesario es conocernos a nosotros mismos.

Busqué la hoja del periódico entre ese montón de papeles que, amarilleando, acumulan polvo sobre mi mesa. La encontré. Volví a leer la frase de Baudrillard. Doblé la hoja en tres mitades y la guardé dentro del libro de Carlos. La recordé por última vez: Moriremos si es que hemos nacido. Ahora ya no le tengo miedo.

Carlos Manzano, “Vivir para nada”, Mira Editores, Zaragoza, 2007

© Luis Borras

Aragón Literario

 

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