CARLOS MANZANO fotografías |
5 x 5
5 instantáneas para 5 capitales del mundo
¿Es posible resumir en sólo cinco imágenes la idiosincrasia de una ciudad? Seguramente no; y, en cualquier caso, se precisaría de una pericia y un talento fotográfico de los cuales carezco. Pero ¿es que acaso las ciudades poseen algo así como alma o espíritu, un ethos permanente que las dota de personalidad, de carácter propio, que les da vida y energía, más allá de la armonía de su arquitectura o su sobrecogedora textura urbana? Con toda seguridad, sí. Sólo que, para cada uno de nosotros, cada ciudad posee un aura especial, un aliento peculiar que nos es dado a apreciar de una manera distinta. Estas fotografías son, cómo no, mi manera particular de enfrentarme a estas cinco ciudades, mi pequeño e incompleto resumen de lo que podrían llegar a significar, de lo que pueden llegar a sugerirme. Y es, al mismo tiempo, una invitación a mirar desde la flexibilidad y la curiosidad y también, partiendo de la experiencia de cada cual, a completar lo mucho que todavía falta por añadir sobre ellas. ¿Qué pretende ser, entonces, 5 x 5, más allá de una breve e inconexa serie de fotografías tomadas durante varios de mis viajes a estas cinco incomparables capitales? Quizás un sencillo juego de miradas, un pequeño puzzle de imposible consumación, una serie de signos apenas entrevistos que de ninguna manera nos aproximará a verdad alguna. Por supuesto, no hay tampoco mensajes profundos ni extraños acertijos que desvelar. En todo caso, indefinibles sensaciones que me resultaría imposible describir de otra manera. Cada fotografía debería hablar por sí misma, esa es su función, pero el diálogo que una imagen pueda establecer con el ocasional espectador es algo a lo que ningún autor -que sólo propone, que únicamente sugiere- podrá tener jamás acceso. No en vano, es esa una de las bases de la comunicación plástica. La razón de escoger estas cinco capitales ha sido, obviamente, haber viajado hasta allí y haberme traído unas cuantas fotografías. Pero Viena, Roma, Berlín, Tokio y Praga son, además, ciudades que, por diferentes motivos, han dejado en mí una fuerte impresión; hermosas todas ellas -aunque no necesariamente bonitas-, constituyen al mismo tiempo el más vivo ejemplo de uno de los cimientos de nuestra civilización contemporánea: la vida urbana. He tratado, pues, de acercarme a ellas con parecida motivación a la del retratista con sus modelos: con respeto y admiración, pero también con afán de indagar, de rastrear, de extraer lo más vívido de cada una, y también con el deseo imposible de captar esa esencia inaprensible y misteriosa que nos impulsa a acercarnos una y otra vez a ellas, a mirarlas constantemente, a perseverar en la búsqueda y, finalmente, a aceptar lo imposible que resulta aprehenderlas en su complejidad. |