CUÁNDO Y CÓMO PREVENIR LOS CONFLICTOS

Bernt Jonsson.

Director del Life & Peace Institute. Suecia.


Transcipción de su intervención en la Sesión sobre Prevención de Conflictos, el 25 de Junio de 1996, con el Comité sobre Desarrollo y Cooperación del Parlamento Europeo.

Estimados Parlamentarios y otros participantes en este encuentro:

El contexto de este debate es bastante conocido. Es lo que el diario británico The Independent resumió en el título de un artículo sobre el último anuario del SIPRI: "El fin de la guerra -y paz". El final de las mayores guerras internacionales y el aparente incremento del número de conflictos armados intraestatales es el tema sobre el que centraré mi exposición. Estos son los asuntos que abordaré: Los conflictos intraestatales no deberían ser prevenidos. Los conflictos son algo natural y necesario en nuestra vida personal y en la sociedad en conjunto. La alternativa -calma y armonía total- está preparando el terreno para una sociedad uniforme, sin cambio, sin desarrollo. El resultado de ello es la estabilidad, que se convierte en rigidez. Como tal, no sobreviviría, al contener la raíz que al final socavaría la estabilidad. Por el contrario, los esfuerzos para preservar la estabilidad, probablemente conducirían a la opresión. De modo que, las consecuencias a largo plazo serían violentas y espantosas, como hemos observado en la antigua Unión Soviética, e incluso peor en la antigua Yugoslavia.

Desde esta perspectiva, la estimulante y valiosa información proporcionada por la Comisión al Consejo sobre la Unión Europea y los conflictos en África está perfilando un concepto que puede ser engañoso y, por lo tanto, peligroso. La "estabilidad estructural", que se ha definido como "la última meta política", supone más el riesgo de que respalde posturas autoritarias e incluso opresivas, que un estímulo hacia una situación dinámica, en la que se suele insertar la esperanza.

Los conflictos no deberían ser prevenidos, sino utilizados como vehículos para el cambio social, con el fin de promover la justicia, la paz, el desarrollo sostenible, la democracia y los derechos humanos.

·        La violencia debería ser prevenida. Esto supone afirmar lo obvio, incluso tratándose de una etapa coyuntural, como cuando en el pasado las guerras de guerrillas eran percibidas desde un punto de vista romántico por ciertos grupos. Todavía hoy, algunas voces con más autoridad tienden a estudiar el tratamiento de la violencia armada como el principal factor de la prevención de conflictos, incluso aunque esta perspectiva se quede cada vez más obsoleta. El fortalecimiento de la paz, que fue un concepto en boga sólo hace un par de años, se está desestimando como solución a los conflictos. En vez de ello, se está imponiendo una nueva mentalidad, un pensamiento que hace tiempo fue enunciado con el eslogan: "No hay un camino para la paz; la paz es el camino".

Esta mentalidad tiene un lugar dominante en la información que mencioné antes [de la Comisión al Consejo de la UE], un hecho que se ve con más claridad en la sección donde las propuestas se basan en objetivos. El énfasis se pone ahí, en incrementar las capacidades de construcción de la paz (peace-building), alerta temprana (early warning), y en cerrar la brecha existente entre el análisis y la acción política oportuna. Este énfasis subraya una conexión entre medios y objetivos. Una acción política temprana y relevante tiene que ser capaz de transformar los conflictos para que sea posible tratarlos con medios pacíficos. A parte de salvar vidas y a la gente del sufrimiento y prevenir la destrucción material y la devastación económica en áreas de conflicto, los medios políticos son también menos costosos que los medios militares para la comunidad internacional.

·        La implicación en un conflicto interno siempre atañe a las personas afectadas por el mismo. Cualquiera que esté involucrado en un conflicto, en cualquiera de sus fases- sea justo en el comienzo, en una fase abierta y armada o en una situación posconflicto, sea el gobierno, clases sociales, grupos étnicos, movimientos religiosos, "señores de la guerra" o la comunidad internacional- la implicación en un conflicto atañe siempre a la gente afectada por el mismo, la población en su conjunto. La consecuencia de ello es que no es posible ningún cambio sostenible en la dinámica del conflicto sin el compromiso y el respaldo de amplios sectores de la población.

La maquinaria internacional tradicional para la gestión de los conflictos fue establecida para un tipo de conflictos diferente a los de ahora. En conflictos entre diversos gobiernos estatales, los actores y los métodos para tratarlos correspondían a: contactos bilaterales o multilaterales, y se desplegaban y utilizaban los medios diplomáticos.

En los conflictos intraestatales, estos métodos tienen un valor limitado. Las causas de los conflictos pueden ser buenas o malas, los argumentos de cada parte pueden tener o no cierta validez- si un conflicto se convierte en conflicto armado, una buena causa también tiende a ser manipulada en la mera lucha por el poder. En tal situación, y en la búsqueda de, al menos, una situación de ausencia de guerra, puede ser muy difícil dejar de lado a los líderes de los grupos en conflicto, pero el mayor peligro es que la propuesta de una tercera parte a estos líderes tiende a legitimar su liderazgo. Esto es particularmente cierto, si la tercera parte es un gobierno o una organización gubernamental. Esto es lo que ocurrió en Somalia, cuando la ONU intentó que se alcanzaran acuerdos de paz entre los "señores de la guerra". El acuerdo de Dayton está corriendo el mismo riesgo y el proceso de reconciliación, a no ser que se realice una entrada masiva de recursos para asegurar un proceso de paz y reconciliación desde abajo. La intención política para hacerlo no ha sido nada convincente.

Consecuentemente, puede ser políticamente correcto y coherente - como el Consejo de Asuntos Generales hizo en diciembre- decir que los conflictos en África deberían ser principalmente un asunto de los Estados y organizaciones africanas, pero hay que añadir un par de precisiones:

-        Una propuesta estática no es suficiente. La gente tiene que estar implicada de una manera u otra. Es preciso que se dé poder a las víctimas de la violencia (empowerment), para que ellas mismas puedan llevar a cabo el proceso de paz. La democracia parlamentaria occidental no ha de ser, necesariamente, la respuesta adecuada para todos los casos e, incluso, en algunas situaciones puede conducir a una escalada del conflicto. Si existe una tradición de que "el vencedor se queda con todo", y los partidos políticos están basados principalmente en la etnicidad, el resultado, incluso de elecciones libres y justas, puede ser devastador. En tales situaciones, es necesario explorar las posibilidades para apoyar la adaptación de las viejas tradiciones de consenso a las condiciones actuales, ya que esas tradiciones han sido una parte crucial de la historia de la sociedad africana.

-        Muchos de los conflictos tienen antecedentes en la vieja época colonial, como en Ruanda, Burundi y Sudán, o en el antiguo conflicto Este-Oeste, como en Angola, Etiopía y Somalia. Este hecho confiere a la comunidad internacional una especial responsabilidad para tratar de entender y contribuir a un cambio positivo en la naturaleza de los conflictos.

No obstante, en la interpretación noroccidental de los conflictos ha estado ausente una dimensión relevante: el papel de la religión. Como efecto paradójico del proyecto de modernización, la religión ha resurgido como factor político importante- para mejor o para peor. En pocas ocasiones la religión es una verdadera razón para el estallido del conflicto, pero no resulta extraño que, habitualment, sea instrumentalizada por los líderes en conflicto como elemento legitimador. Este fenómeno se ha manifestado claramente en la antigua Yugoslavia, mientras que las tensiones religiosas en Nigeria todavía no parecen haber sido instrumentalizadas en toda su potencialidad.

Al mismo tiempo, las religiones también pueden ser utilizadas en un sentido positivo, debido tanto a la universalidad de sus mensajes, como a su bien desplegada red, que va desde el nivel local al internacional. La, tradicionalmente estimada, necesidad de distanciamiento, neutralidad y objetividad de un intermediario puede proporcionaerla una red religiosa internacional. La, recientemente comprendida, fuerza que posee un intermediario interno (empatía, confidencia, continuidad) puede ser proporcionada por organismos religiosos, en el caso de que no hayan estado directamente involucrados como partidarios de uno u otro bando en la lucha interna.

·        La construcción de la paz y la democracia, basada en la comunidad, es la clave para transformar los conflictos. Esta tesis se fundamenta en dos elementos:

*Las experiencias prácticas que el Instituto Life & Peace ha tenido en el Cuerno de África, particularmente en su cooperación con la ONU en Somalia. El propósito primordial ha sido tratar de reconstruir la infraestructura política a nivel local. Con la aceptación de los líderes tradicionales, como ancianos y líderes religiosos, en la actualidad se han formado 64 de los 77 Consejos regionales originalmente planificados, incluyendo 6 de 15 en Mogadiscio [capital de Somalia]. Más de 1.200 concejales han obtenido formación, y los consejos inicialmente han recibido apoyo de equipos administrativos. Otro aspecto especial de su estrategia ha sido formar a mujeres, como en Somalia, donde con mucha frecuencia son artistas de diversos clanes entremezclados (para más detalles, leer: "Somalia: the rebuilding continues" -Somalia: la reconstrucción continúa-, por Sture Normark, en New Routes, 1/1996).

En Etiopía y Sudán, se han intentado desarrollar y aplicar estrategias similares. Actualmente, también se están explorando las posibilidades de adaptar este objetivo a la antigua Yugoslavia, con el propósito de apoyar el proceso de paz y reconciliación.

*El modelo teórico para esta propuesta de fondo ha sido desarrollado por el investigador de la paz John Paul Lederach, que ha estado implicado en cierto número de procesos de paz, y con el que hemos estado cooperando activamente (ver figuras en "Actors and Peace Building Foci Across the Affected Population"- Actores y Focos de Construcción de la Paz A través de la Población Afectada- de Building Peace: Sustainable Reconciliation in Divided Societies- Construir la Paz: Reconciliación Sostenible en Sociedades Divididas-). Las figuras clave a las que hay que identificar y movilizar son los líderes de alcance medio, que podrían tanto movilizar a la población, como servir de canales para la presión popular, de cara a transformar los conflictos en procesos de paz.

·        Como los conflictos son numerosos y están diversificados, las estrategias aplicadas y los actores implicados no pueden ser sólo uno, sino que varían en cada caso. Esto significa que ni las organizaciones internacionales como la ONU, la UE, la OUA (Organización para la Unidad Africana) y la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), ni las ONG nacionales e internacionales pueden reclamar que poseentener la propuesta estratégica para cada conflicto problemático. Cada caso tiene que ser estudiado en función de sus propias características y desde diferentes perspectivas, y en este terreno, todos nosotros, hablando francamente, somos principiantes. Sólo estamos comenzando a aprender cómo transformar las tensiones y los conflictos en vehículos para un cambio social fructífero.

La conclusión de todo esto es que es necesario una entrada masiva de recursos en las agencias gubernamentales e intergubernamentales, así como en las ONG, del Norte y del Sur, para fortalecer las capacidades en el terreno de la construcción de la paz y la transformación del conflicto. Ésta es una necesidad urgente, en cuanto al análisis y la práctica, y sólo se puede conseguir que los esfuerzos sean creíbles cuando diferentes puntos de vista y actores del Norte y el Sur lleguen a conocerse. Se tiene que desarrollar un fuerte triángulo de investigación: investigación, investigación de acciones y acciones, para apostar por una interacción que beneficie un proceso que- sin duda- se caracterizará a fuerza de probar.

Por norma, la necesidad ha forzado a las ONG a utilizar sus recursos de una forma eficaz, y como se sabe, lo pequeño es hermoso. La desventaja es que las ONG no están acostumbradas a pensar globalmente, incluso cuando es necesario que lo hagan. Esta debilidad, a menudo, la comparten con otros partidarios de medidas políticas no violentas, mientras que lo militar, bajo el pretexto de la seguridad nacional, ha sido utilizado para pensar globalmente. La consecuencia de ello, es que recursos logísticos impresionantes están disponibles en Bosnia, mientras que resulta muy difícil movilizar los recursos civiles realmente necesarios.

Como la arena política y el carácter de los conflictos han cambiado enormemente, en la actualidad resulta muy urgente pensar globalmente en el ámbito civil, ya sea en los organismos gubernamentales, como en los no gubernamentales. Hasta ahora, los fondos destinados para las intervenciones en conflictos civiles han solido provenir del ámbito del desarrollo. Sin embargo, bajo la perspectiva de una nueva comprensión de los conceptos de seguridad, sería más lógico transferir dinero del sector militar a estos nuevos compromisos.

·        La coordinación de los esfuerzos para transformar el conflictopuede ser valiosa, a veces, pero es más importante fomentar la comprensión y la concienciación sobre su relevancia en las propuestas alternativas y complementarias. El reto de la Unión Europea a este respecto es alentar y apoyar sinceramente tal estrategia multi-proposicional. Existe una gran necesidad de implicación activa por parte de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, a veces como socios cooperativos, otras como agentes críticos, diferenciados con estrategias alternativas. Y, hagas lo que hagas con tus contribuciones económicas, recuerda: ¡Jamás pongas todos los huevos en una misma cesta!

 

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